Marinaleda, Semana por la paz, 9 abril 2012
Comenzamos la gira a principos de abril en Marinaleda y Juan Manuel (el alcalde) debería ir pensando en terminar la Casa de la Cultura o celebrar la Semana para la Paz en alguna carpa porque allí ya no se cabe. Tanta gente que no se podía avanza ni por los pasillos. Muchísimos escuchando desde fuera y una gran conferencia de Arcadi Oliveres. Muy acertado también Sánchez Gordillo y ambos muy comunicativos. Público mayoriariamente joven ese Viernes «santo» para casi toda Andalucía porque, allí, en Marinaleda, es el Viernes por la Paz.
Sánchez Gordillo, en su presentación de José dijo que si alguien se preguntaba por qué venía El Cabrero cada año el motivo era que, al principio, era el único cantaor que aceptaba cantar un Viernes Santo y que ahora ya era una institución su concierto ese viernes por la Paz allí. Y es cierto, los aficionados ya lo dan por hecho cada año y sólo nos escriben para decirnos ¡Nos vemos en Marinaleda!
Almáchar, Reviso Flamenco 27 de abril 2012
No estuve y no he visto nada publicado sobre ese concierto. Pero sí que me enviaron la magnífica conferencia de Isabel Gutiérrez y Paulino Cubero que transcribo en otra página con este poema
La paloma libertaria
“Desde que la voz se hizo palabra, queja, cantar siempre hubo sobre la tierra quien quiso hacerla callar”. Palabra que se hace grito en las voces despojadas, desde el germen de la vida a la eternidad callada. Desde que la voz se hizo grito para la batalla, siempre hubo voces que alzaron la suya, por los que callan. Por los que callan su grito, por los que en silencio sangran, por esas voces desnudas alza José, su palabra. Palabra que brota libre en los barrancos del alma y se hace cante en el pecho y verdad, en su garganta. Palabra, verdad, cantar palabra desnuda y clara mimbres con los que ha labrado, José, sus más fieras armas. En su cante se abrazaron: viento, fuego, sol y agua, con la sustancia del grito, de la sangre y de la lágrima. Materias con que se forja en la fragua de la entraña, el cantar de los desnudos, del campesino y del paria. Tuyo y nuestro es el cantar, canta José, grita y canta; que el cante de los flamencos no sabe de voces mansas. Resuenen altas las cuerdas del metal de tu garganta, que sólo el cante nos queda a los hijos de la nada. Y si ladran los mastines de las voces engoladas, más fuerte sea tu grito y más clara, tu palabra. Y cuando quede tu voz, por el tiempo derrotada, para ti tendrá un “jechío” cada pecho de tu raza. Cada aguja de la sierra, cada sombría hondonada, cada mata de romero y cada flor de la jara. Y vivirás para siempre allí donde reina el águila y alza su vuelo a la luz, ¡la paloma libertaria!.