El libro de los gustos está en blanco

El crítico debería de saber que en los festivales los artistas no se “enfrentan” unos contra otros: los buenos flamencos se pelean con la dificultad de los cantes y el público lo agradece. Y también conviene considerar que estamos hablando de cante flamenco o cante jondo y que, en este caso, un cantaor y un guitarrista pueden transmitir al aficionado al menos tanta emoción como lo hace otro acompañado de cien músicos. Y el flamenco, es eso: transmitir sentimientos y emocionar. Y, obviamente, el público asistente al Teatro Real no tiene por qué ser más entendido en Arte Jondo que los aficionados andaluces que acuden a los Festivales Flamencos.